qué fácil era
comprender su paraíso
su paz no era impostada
su silencio
era un silencio de ultratumba
nada envidiable en realidad
que lo vea tan nítido hoy por hoy
no significa que me de nostalgia
por el contrario
me dan escalofríos
la usina de su paz
cargaba la picana en mis torturas
***
añeja hasta de más
resurge en mi centro
la certeza
de que nada pasa porque sí
-y él tenía que pasar-
no hay reclamo que tenga validez
ante las leyes naturales
de una especie que nunca ha sido natural
y entonces
reaparecen los colores en mis sienes
tanto buscar
-tanto buscar-
y todas las huellas de mis pasos
están ahí
en los primeros dientes de mis gurises
en la leche suficiente de mis senos
y en ésta
quizás la penúltima hoja de mi libro
en la que seguiré marcando mis señales
ahora con trazos de tinta indeleble
ya no me busques más que anochecemos corazón
encontrame