lunes, 27 de octubre de 2014

asesíname de versos

Este rayo ni cesa ni se agota:
De mí mismo tomó su procedencia
Y ejercita en mí mismo sus furores.
Miguel Hernandez

como un cuchillo sin filo que no corta
lastima
tortura

y después
vuelve verdugo a su vaina descuerada

como la muerte putañera que se burla
se masturba y se va
dejando su rastro ineludible

como la joya que no le hace ni sombra
a la orgía temblorosa de poiesis

como una piña en la boca
como orgasmos en las tripas

como quién acendra la gangrena
y la convierte en la hostia excomulgada
como si faltara el oxígeno
amante del veneno de las letras

yo no sé si es moral la poesía sangre
para pacatos eunucos
y literarios vacuos

pero sí sé que su magia
es la penetración jamás soñada
y abduce sin remedio

II

no me resigno a perder
la boca de tus dedos
no me resigno
a que me dejes sin tus besos
de botones fríos

sin tus caricias cínicas
pocas veces dulces
escupidas desde el aire

sé que estás por ahí
siempre lejos
siempre buceando
en tu curiosidad de medianoche

no es por tus musas que sufro
es por tu piel

por amarte te me vuelves espinas
y por odiarte

en tu altivez
me matas de abstinencia

yo solo quiero mi dosis
de rayos y zozobras

quiero tu magia en mis manos
no me mates de sed
maldita bruja

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